Tradicionalmente la función de compras era considerada de forma aislada dentro del contexto integral de la cadena de abastecimiento. Se caracterizaba por una acumulación de tareas administrativas que no aportaban ningún tipo de valor agregado. Otra característica predominante era el mantenimiento de un extenso parque de proveedores, donde el pedido es la única fuente de comunicación y comúnmente implementado no como una acción planificada, sino como una acción a posteriori entre las demandas de ventas y el proveedor.
Observando este panorama una reducción del número de proveedores, apoyado en procedimientos de evaluación y homologación es el paso inicial (integración parcial Empresa-Proveedores) hacia la adopción de un enfoque integral total.
Esta visión integral de las compras parte por tener en cuenta el ciclo de vida del producto. Es importante saber "Que Hacer", cual es nuestro valor agregado "Que nos Distingue", comprender a nuestros proveedores "Conocerlos", reconocer el papel que desempeñan todos y cada uno de los eslabones que conforman la cadena de suministros. Hay que considerar incluso las actividades tercerizadas y controlar sus "cuellos de botella" (restricciones) como si fueran propios. Asimismo estar atentos a lo que hace nuestra competencia y quienes son sus proveedores.
En resumen se trata de diseñar una estrategia de compras, donde conciliemos los objetivos de cada eslabón integrante de la cadena de suministros con los objetivos de la empresa, estableciendo a su vez una relación de logros y beneficios recíprocos a largo plazo.
La estrategia de compras a diseñarse debe tener como finalidad primordial asegurar la satisfacción del cliente tanto interno como externo, conocer lo que es importante para él y la percepción real que tiene de los productos y servicios que ofertamos. Es importante recordar que cada cliente, cada sector, tiene distintas particularidades, por lo tanto sus requerimientos logísticos también son diferentes.

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